Óptica sindical para salir de la crisis
“Creo que el año que viene se hará una nueva reforma laboral”, afirma José María Fidalgo.
El ex Secretario General de Comisiones Obreras, José María Fidalgo, inauguró el nuevo curso del Foro Arrupe liderando un debate sobre “La situación actual desde el punto de vista sindical” en el que afirmó que la crisis actual no se arregla tapando goteras y seguramente habrá que hacer una nueva reforma laboral el año que viene.
Recordó que la crisis española fue causada en parte por la burbuja inmobiliaria, que aparentemente generaba riqueza a corto plazo y mucho empleo. Se construyeron en nuestro país 800.000 viviendas de media al año, un número similar al que construían los alemanes, los franceses y los italianos juntos. La gravedad del reventón de la burbuja se agravó en esta ocasión por la coyuntura financiera, ya que la deuda total de la sociedad española es ya 2.3 veces nuestro Producto Interior Bruto. Por otro lado, en el exterior fueron las entidades financieras y sus agentes los responsables en gran medida de la crisis internacional.
Al hablar de soluciones, José María Fidalgo reconoció que a nivel mundial se ha intentado taponar la hemorragia del sistema financiero y que en el ámbito europeo se dieron pasos para acercarse a una administración común, aunque tarde.
En España, la tercera parte de los Presupuestos que se están debatiendo en el Congreso se destina a financiar nuestra creciente deuda. Es difícil ingresar más porque la actividad económica está muy parada y recortar gastos reconoció que resulta muy duro.“Creo que el año que viene se hará una nueva reforma laboral porque la actual no va a servir”, afirmó.
Da la sensación de que, en primer lugar, no se quiso explicar a la gente la gravedad de la crisis y, en segundo lugar, se tomaron decisiones hace unos pocos meses de manera altamente sorpresiva. De esta manera, el movimiento sindical, tan afín al Gobierno hasta entonces, se encontró con el “volantazo” que le dejó descolocado y con la obligación de dar una respuesta.
Se convocó entonces la huelga general en medio del periodo de recesión que atravesamos, lo cual nunca había ocurrido antes, y además se produce la sensación de que están deslegitimadas todas las instituciones, el movimiento sindical, el empresarial…
Entre las medidas urgentes, Fidalgo dijo que lo primero debe ser calmar la refriega actual y evitar que la política se banalice y, luego decirle a la sociedad que hay que pagar lo que debemos y hacer un programa de país incentivando al sector privado selectivamente para lograr un aumento de la productividad y de la competitividad.
“Si pasan diez años y no hacemos un intento de poner en la vanguardia del tejido productivo a empresas verdaderamente punteras, nos quedamos fuera de la recuperación”, afirmó.
Abogó también por hacer reformas en el sistema del bienestar que debe ser sometido al test de sostenibilidad, suficiencia, razonabilidad y gobernabilidad.
Tras hacer un repaso final a la situación actual en nuestro país, y al papel de nuestros gobernantes, señaló que “nos encontramos en el Cabo de las Tormentas y posiblemente sin timón”.
En el animado coloquio posterior se puso de manifiesto la tremenda escasez de financiación para las empresas por carecer de sociedades de capital-riesgo, de la mala prensa de las organizaciones sindicales, de la falta de defensa a los derechos laborales de jóvenes y becarios, de que nuestro país está demasiado pendiente del poder y de que la sociedad civil ha delegado más de lo conveniente en el Estado.
Hubo también numerosas referencias a la mala etapa del Gobierno, al desgobierno actual, al “cambalache” para la aprobación de los Presupuestos. El ponente dijo que “no se puede desmembrar un país a beneficio del gobernante” y que cuando la política vuelva a ser Administración mejorará la política: será un buen gobierno el que sepa administrar bien.
Mientras tanto, y con la que está cayendo, Fidalgo sentenció: “no parará de llover hasta que no nos remanguemos todos y alguien nos diga por dónde hay que ir”.
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