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'Hiperconectados' al trabajo

'Hiperconectados' al trabajo

Un nuevo modelo de relación entre las compañías y los profesionales difumina la línea entre la vida personal y la laboral. Es la punta del gran iceberg que supone un cambio brutal en el modelo de trabajo.

En qué hora habré agregado a mi jefe como 'amigo' de Facebook!»... Más de uno habrá repetido este lamento al llegar un lunes a la oficina y advertir que las fotos de la fiesta del sábado anterior están a la vista de quien presidirá la reunión de presupuestos, media hora más tarde. O quizá se arrepienta si, en plena conversación con los «amiguetes» de la Red, aparece un mensaje del jefe, requiriéndole para terminar un encargo engorroso del trabajo. No importa que esté en su casa, ni que la hora sea intempestiva.

Las nuevas tecnologías, las redes sociales y determinadas herramientas y fórmulas de contacto hacen posible una accesibilidad las 24 horas que acarrea una disponibilidad nunca vista por parte de los empleados.

Todo esto supone que la línea entre la vida personal y la profesional queda casi completamente difuminada. Pero también implica un cambio brutal del mercado laboral. Es la punta del iceberg de una nueva forma de trabajar, de un nuevo modelo de relación de los profesionales con las compañías.

Cautivados

Las empresas tendrán que plantearse si su marca cautiva no sólo externamente -a los clientes- sino también internamente -a cada empleado de cada generación de su fuerza laboral-, y si los líderes de la organización cuentan con herramientas y capacidades de comunicación con la nueva generación de empleados, hiperconectados.

Además, deberán plantearse si basta con buscar al talento de las nuevas generaciones por medios y sistemas tradicionales o si, en vez de (o además de) portales de empleo y empresas de selección conviene contar con una estrategia de reclutamiento que utilice las redes profesionales y sociales o microblogs como Twitter.

Luis López, director del área de recursos humanos de Deloitte, habla de una «cuestión de cultura, de esquema mental. Las relaciones y expectativas con las nuevas generaciones se van transformando, y cambia el estilo de trabajo y el 'contrato emocional' entre el empleado y su empresa».

Para Krista Walochik, presidenta consejera delegada de Norman Broadbent, «la nueva política del always on (siempre conectado) resulta insidiosa», aunque advierte algunos aspectos positivos de estas posibilidades de acceso y contacto permanente: «Se gana mucho en el factor tiempo, ya que no existe la necesidad de desplazamientos y, según quién, puede incluso aumentar la productividad». Walochik añade que los Millenials valoran especialmente la capacidad ampliada que otorgan las redes sociales y profesionales para realizar un trabajo, la agilidad de éstas y las enormes posibilidades para compartir conocimiento.

Andrés Pérez, especialista en personal branding (marca personal), aprecia las posibilidades de contacto que implican «que se reduzca el tiempo necesario para llegar a quienes pueden formar parte de tu red personal». Pérez señala que la facilidad de uso y el bajo coste de estas herramientas permiten que cualquiera pueda acceder a ellas y utilizarlas. «El que todo el mundo pueda llegar a estas herramientas y usarlas elimina la diferenciación y las barreras de entrada. Por lo tanto, estar en la red ya no sirve para sobresalir».

Por su parte Daniel Pérez Colomar, director general de la red profesional Xing, alaba el hecho de que todo esto permita «que un profesional o una empresa sean lo que realmente son, y no lo que quieren aparentar ser. Cuando los servicios están cada vez más horizontalizados, el hecho de quién y cómo seas no se puede esconder, y esto resulta muy positivo cuando se trata de reclutar. La verdad está al alcance de cualquiera, y tampoco las empresas pueden ocultar lo que en ellas se hace».

El director general de Xing cree que «en el futuro se valorarán ante todo los resultados, y basándonos en ellos centraremos la gestión de empresas y personas. Podremos contratar mejor, y la gente gestionará de una manera más adecuada su empleabilidad, gracias a las mayores posibilidades para construir una identidad profesional y corporativa».

Pérez Colomar añade que «todo lo que tiene que ver con los servicios quedará deslocalizado: Por ejemplo, se podrán tener consultores de alto nivel que no deberán estar en Madrid. La capacidad para ofrecer servicios no dependerá del lugar en el que se esté».

Fernando Relinque, vicepresidente de recursos humanos y comunicación de Capgemini, recuerda que las situaciones de conexión permanente o intempestiva que se pueden producir por la participación en redes sociales y profesionales ya se dieron (y se resolvieron en su momento) con el teléfono móvil y el correo electrónico. «Las coordenadas de espacio y tiempo están hoy borradas. Ahora nos buscan en el e-mail o en el móvil. Este paso ya está dado, y la disponibilidad se está retribuyendo, porque forma parte del servicio contratado». Sobre la compensación que merece esta accesibilidad, Krista Walochik no duda de que las jóvenes generaciones pedirán una retribución por su disponibilidad, y añade que «en términos de dedicación, el propio empleado debe poder elegir en el ámbito externo al trabajo. No es lógico pensar que la gente responda siempre positivamente al always on. Habrá una reacción a esto".

Por su parte Enrique Dans, profesor de IE Business School, recuerda que «hoy vivimos el despertar de herramientas que no tienen asentados los protocolos de uso. Ya pasó con el teléfono móvil. Cuando una tecnología comienza a popularizarse no suele tener definido el modelo de utilización. Hay un problema de adopción de esa tecnología, y esto es lo que ocurre con las redes sociales. Cuando aparece tu jefe en Facebook pueden plantearse problemas, tanto si lo agregas como si no lo haces». Dans subraya las dificultades que existen para regular la velocidad de esta transición y añade que la red genera un reductor de la fricción. «Nunca ha habido nada igual, y cualquiera nos puede contactar».

Relinque pronostica un cambio en el acceso al talento: «Las relaciones serán intelectuales y no tanto contractuales. Resultará más fácil trabajar con profesionales independientes, y esto pondrá el conocimiento a disposición de todos».

TINO FERNÁNDEZ
El Mundo

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