"No existe mayor engaño que una verdad a medias"
Las jornadas maratonianas perjudican a la salud, los hijos, la pareja y la productividad. Los empleados con horarios más racionales rinden más al vivir mejor, según los expertos.
"No existe mayor engaño que una verdad a medias" Son las 4:40 de la madrugada. Suena un despertador. Una mano veloz se apresura a desconectarlo, antes que interrumpa el sueño del resto de la familia. Ella trabaja a turnos. Cambia cada quince días. Pese a que sopeso la posibilidad de fijar el turno para mantener una vida familiar con unos mínimos de estabilidad, lo desestimo al saber que la empresa donde trabaja deniega reivindicaciones de este tipo emplazando a los trabajadores a la vía judicial. También trabaja en Boehringer Ingelheim Sant Cugat, aunque prefiere el anonimato, porque no es directiva, ni secretaria de dirección como las personas a las que alude el artículo que El Periódico de Catalunya publicó el pasado 5 de octubre. El daño que causan las acciones propagandísticas de grandes empresas en el uso de medios de comunicación –conciliación de la vida familiar, responsabilidad social de las empresas, políticas de igualdad- trasciende lo estrictamente laboral y llega a afectar moralmente al individuo, que siente que ni tan solo puede quejarse de la situación que le toca vivir. Los ratios de absentismo de nuestra empresa superan lo estratégicamente recomendable: parte de la plantilla lleva más de 20 años desarrollando tareas de manipulación de cargas. Curiosamente, la única solución que la empresa aporta –paralelamente a su constante presencia como ejemplo modélico- es despedir trabajadoras con más de 35 años de antigüedad, con edades cercanas a los 50. Boehringer Ingelheim Sant Cugat entiende que los permisos por maternidad constituyen un elemento computable a efectos de despido objetivo. Conviven horarios diversos: desde la jornada intensiva de verano –fruto de negociación colectiva- al horario flexible sin jornada intensiva, impuesto por la empresa de manera unilateral. No hay año en que el equipo de RRHH no intente erosionar el horario intensivo. Eso sí: en alguna ocasión -también en prensa- apareció esa misma jornada intensiva que se desea eliminar como bien social. Los empleados a turnos no tienen -simple y llanamente- garantizados los mínimos establecidos en negociación colectiva. Los responsables de la organización del trabajo condicionan con sus decisiones la distribución de la turnicidad a lo largo del calendario anual; es fácil imaginar las dificultades con que se encontrarán al intentar organizar tanto su vida familiar como su desarrollo personal. La constante presencia en medios como empresa modélica y la concesión de galardones que otorga la propia patronal no se refleja en las encuestas internas sobre clima laboral. La ausencia de contraste de lo que se publica y la rumorología de que nos hacemos eco –incluso en nuestras propias opiniones personales- nos llevan a ser parte del problema. De igual manera se expande la injusticia. "La vida no es poesía… la vida es propaganda". La representación legal de los trabajadores de Boehringer Ingelheim, Sant Cugat del Vallès.
0 comentarios