Los brotes verdes, secos
Ha dicho la vicepresidenta Salgado que se están empezando a vislumbrar unos “brotes verdes” que apuntan los primeros síntomas de cara a la recuperación de la economía. “Esperemos unas semanas y los veremos”, contestó la optimista ministra a los periodistas.
Yo, más que brotes verdes, lo que diviso es un campo yermo, desértico y árido. Si alguien reflexiona sobre el descenso del número de parados durante el mes de mayo, se da cuenta de que la cifra esconde una trampa.
Esas 24.741 personas que han abandonado las listas del INEM son un magnífico dato, sin duda, con la que está cayendo y tras catorce meses con tendencia negativa. Pero no debemos olvidar que mayo es el mes por excelencia en creación de empleo. Cuando más puestos de trabajo se fomentan es ahora, de cara a la campaña de verano. Por tanto, como dijo Zapatero, hay que tomar la noticia con pinzas y contener la euforia.
Conviene hacer una reflexión más de fondo: uno de los grandes estímulos del empleo durante el pasado mes ha sido el archiconocido ‘plan E’, el proyecto cocinado en Moncloa para fomentar la obra pública en los municipios. Pero el plan es lo que diríamos en castizo ‘pan para hoy y hambre para mañana’. O, mejor dicho, ‘pan para algunos pocos y hambre para otros muchos’.
El ‘Plan E’ sólo da trabajo a unos pocos: los constructores afines a los ayuntamientos que consiguen hacerse con las obras proyectadas. Quienes conceden y adjudican estas obras (previo pago del Estado central, eso sí) son los alcaldes y concejales de turno, a su libre albedrío. Basta con echar un vistazo a la España profunda para darse cuenta de esa realidad.
Por otro lado, lo que es más grave aún, se trata de un empleo sujeto a una tremenda temporalidad. Es decir, los 144.000 nuevos puestos de trabajo que ha creado el ‘Plan E’ son contratos con fecha de caducidad muy corta.
En definitiva, que dentro de poco vamos a sufrir el ‘efecto boomerang’ del plan: miles de trabajadores de la construcción se quedarán en la calle porque las obras públicas han terminado y no hay más de donde rascar. ¿Quién absorberá entonces a ese capital humano?
Dicen los ‘gurús’ económicos que estaremos saliendo de la crisis cuando las empresas comiencen a crear empleo. Pero no a cualquier precio. El plan estrella del Gobierno para limpiar las colas del INEM va camino de convertirse en plan estrellado. Mientras unos ven brotes verdes, las economías domésticas sólo podemos hablar de crisis y más crisis.
Fernando Hernández Valls
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