Crisis y horarios
El camino para superar la actual situación económica no debe pasar en ningún caso por un retroceso en materia de conciliación y flexibilidad laboral. Extender las jornadas de trabajo, lejos de ayudarnos a vencer la crisis, la agravaría.
Crisis económica y horarios racionales parecen ser conceptos contrapuestos. Sin ir más lejos, lo primero que hizo el nuevo Ejecutivo al conocerse los nombres de los ministros designados por el presidente Rodríguez Zapatero fue anunciar que trabajarían durante las vacaciones de Semana Santa. Sin duda, trataba así de transmitir al país el mensaje de que los ciudadanos contaban con un equipo de gobierno comprometido y dispuesto a trabajar en firme por sacarnos de esta difícil situación.
No pongo en duda ni el grado de compromiso ni la voluntad de trabajar duro de nuestros dirigentes, pero me veo en la obligación de pedirles que revisen el método que, por lo visto, han empezado a aplicar para poner en práctica estas virtudes. Y sobre todo, que no introduzcan malos ejemplos entre una sociedad ya suficientemente confundida. Compromiso, sí. Trabajar duro, también. Trabajar más horas y sin descansos, no.
Para los que estamos hartos de denunciar la falacia del presentismo y de la existencia de una relación a la inversa entre el número de horas en el puesto de trabajo y la productividad (en Europa tenemos el dudoso honor de figurar a la cabeza del primer factor y en la cola del segundo), este golpe de efecto del Gobierno representa como mínimo un desafortunado desliz, que contribuye a alimentar una idea de fondo equivocada.
Una idea a la que podría sentir la tentación de agarrarse algún empresario. Eso es lo verdaderamente preocupante. Es necesario que rompamos con esos tabúes que nos anclan en el pasado y nos impiden progresar. No nos cansaremos de repetirlo, a la puerta de salida de esta crisis no se llega trabajando más horas sino trabajando de manera más productiva, por objetivos, en condiciones más favorables y con un alto grado de motivación. Así pues, que a nadie le quepa duda: el camino para superar la actual situación económica no debe pasar en ningún caso por un retroceso en materia de conciliación y flexibilidad laboral. Extender las jornadas de trabajo, lejos de ayudarnos a vencer la crisis, la agravaría.
Por el contrario, la crisis nos presenta una excelente oportunidad para revisar conceptos obsoletos en relación a la utilización del tiempo, así como para erradicar prácticas como la impuntualidad, las reuniones innecesarias o la falta de planificación. Lo que en tiempos de bonanza se consiente, es inaceptable en tiempos de crisis.
No olvidemos que lo que realmente necesitan las empresas en estos momentos es incrementar su productividad. Algo que nunca será posible con empleados descontentos y, mucho menos, cansados, estresados.
Medidas de conciliación y flexibilidad laboral de cara a elevar la motivación de los trabajadores son las que hacen falta en estos momentos. Optimizar el tiempo de trabajo. Trabajar bien y mejor. Y, por supuesto, no renunciar al descanso ni a las vacaciones. Para que en estos tiempos tan difíciles, nuestros ministros y los demás trabajadores de este país podamos llegar a nuestro puesto de trabajo con las pilas bien cargadas.
Ignacio Buqueras y Bach. Presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles y ARHOE
Cinco Dias
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