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¿Es la maternidad sostenible?

¿Es la maternidad sostenible?

La incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral, y su creciente poder económico  en las sociedades ricas, es seguramente una de las mayores revoluciones sociales del último medio siglo.

No deja de ser sorprendente que un cambio social de enormes dimensiones  se hay realizado  generando en realidad pocas fricciones, en comparación con los cambios-muchas veces radicales- que ha supuesto en las vidas de millones de mujeres y de hombres, de modelos de familias,  de valores y  de estilos de vida. En Estados Unidos  son ya el 50% del total de los trabajadores, y aunque tradicionalmente nuestro país como su entorno latino ha ido más lento,  a finales de 2008   llegaban al 43%.También son ya el 60% del total de licenciaturas superiores en el conjunto de Estados Unidos y Europa, y en España, de acuerdo con el INE, el porcentaje  de mujeres  que accedieron a la universidad fue del 58%, diez puntos por encima del hombre

Sin duda, para un número alto de  mujeres su carrera profesional o su autonomía financiera son simplemente innegociables, para otras en cambio es en todo caso una necesidad económica, y tiene poco que ver con la liberación… no digamos en los casos numerosísimos  donde son las madres solteras o separadas las únicas que sustentan los hogares. O en la necesidad evidente de llevar dos sueldos a casa. Parte importante de las frustraciones femeninas tienen que ver con la dificultad para acceder a puestos directivos (en 2007 el porcentaje de mujeres  en puestos directivos en las empresas del IBEX 35 apenas superaba el 6%), o a las persistentes desigualdades salariales. De acuerdo con el  INE, los últimos datos disponibles nos dicen que la desviación de las ganancias de la mujer sobre las ganancias de los hombres es en España  de un 26%, y que entre los titulados superiores,  contra lo que se pueda creer, esta brecha es aún mayor .En vista de estos datos, me pregunto cuál debería ser el peso de estas desigualdades  en las estrategias de RSC de nuestras compañías. Y en cuantas memorias de sostenibilidad, planes y mediciones, ni tan siquiera se contemplan .

Es un hecho que las desigualdades salariales son pequeñas o inexistentes en muchos casos en mujeres sin hijos, bastante mayores en mujeres con  hijos y pareja, y aún mayores en  las madres solteras. Volviendo a la realidad de nuestro país, por ejemplo,  la encuesta de población activa nos dice que el 80% de los trabajadores a tiempo parcial son mujeres, y que la segunda razón más importante que han dado para esta situación ha sido “el cuidado de menores o de personas adultas  enfermas, incapacitadas o mayores”.

Las dos asignaturas pendientes anteriores, tienen sin duda estrecha relación con el otro gran tema pendiente: muchas mujeres- y muchos hombres también- se sienten cada más incapaces de mantener y combinar las obligaciones con los hijos y el trabajo. Muchos niños  han pagado y pagarán un precio alto  por ello. Si el protagonismo femenino fue un hito para la segunda mitad del pasado siglo, hacer frente a sus consecuencias sociales deberá necesariamente  ser uno de los mayores esfuerzos durante las próximas décadas. El malestar social profundo es evidente: la infelicidad de los padres, el sobre esfuerzo de muchos abuelos, el creciente número de niños con muchas horas solos en casa o con bajo rendimiento escolar… en un estudio realizado en Gran Bretaña por la children´s Society, y citado por The Economist, el 60% de  los padres afirmaron no ser capaces de poder pasar con sus hijos el tiempo suficiente, y en un estudio muy similar realizado en los Estados Unidos, el  74%  reconocía no tener el tiempo suficiente para dedicarle a sus hijos.

Los retos son enormes, y muy pocas aún las iniciativas de las compañías. Es muy interesante, por ejemplo, seguir la traza del número creciente  de mujeres que optan por abandonar las empresas y crear sus propios negocios, muy probablemente vinculado a una mayor y nueva capacidad de gestionar su tiempo. En el caso de Estados Unidos, que suele ir casi siempre algo por delante de Europa en este tipo de tendencias sociales, durante la pasada década el número de proyectos empresariales llevados a cabo por mujeres han dado empleo a más gente que el dado por las mayores 500 Compañías juntas,  o igualmente significativo el crecimiento de las llamadas “female friendly companies”

En un entrono de crisis profunda  como el actual además, los retos para las empresas son aún mayores. Tradicionalmente, en épocas de desempleo ha habido iniciativas sociales generadas y financiadas por el estado, o en todo caso, iniciativas públicas, pero  sabemos que una  de las características diferenciales y preocupantes de la crisis en la que nos vemos inmersos es el grave endeudamiento de los estados, y previsiblemente el poco o nulo margen para avanzar en inversiones sociales, o en estructuras sociales de apoyo. Por tanto la responsabilidad, la capacidad y las soluciones que provengan del sector privado, de las políticas de responsabilidad social y empresarial tendrán necesariamente que desarrollar iniciativas que ayuden a afrontar esta segunda  gran transformación social.

En otros artículos analizaremos algunas de estas iniciativas, que espero  sean de vuestro interés.

 Iris Arce

Diario Responsable

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