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Formación durante toda la vida

Formación durante toda la vida

La formación continua a lo largo de toda la vida se ha convertido en casi un mandamiento para los profesionales que desean tener una trayectoria laboral brillante. En España se ha disparado la inversión en este concepto, especialmente en idiomas, másteres y ’e-learning’.

A lo largo de la última década ha calado una idea entre los profesionales españoles, especialmente entre las nuevas generaciones: la formación ya no es una primera etapa de la vida que culmina con una titulación universitaria y la inserción en el mercado laboral. Ahora, aquéllos que deseen tener una carrera profesional de éxito, ocupando un puesto cualificado o asumiendo posiciones de responsabilidad, deben actualizar sus conocimientos y habilidades a lo largo de su trayectoria, participando en programas de posgrado, de idiomas o en cursos para profesionales.

En épocas de bonanza económica, la inversión en formación se dispara, especialmente la que financian las propias empresas a sus profesionales. Pero también en las etapas de dificultades laborales, si bien crecen los problemas para afrontar estos costes. Sin embargo, aumenta la conciencia sobre la necesidad de mejorar el currículo y diferenciarse para ser competitivo en el mercado de trabajo.

Según un estudio de la consultora especializada en educación superior Círculo Formación, el número de matriculaciones en programas de posgrado aumentará este curso un 12%, debido precisamente al mayor interés de los profesionales en mejorar su nivel de formación en plena etapa de destrucción de empleo. Una reciente encuesta del portal Monster entre sus usuarios asegura que casi la mitad de los trabajadores españoles ha pensado en la opción de participar en algún tipo de curso próximamente. Estos datos están en línea con otro trabajo de la firma de recursos humanos Randstad en el que se afirma que el 67% de los españoles pretende ampliar su formación para enfrentarse mejor a la crisis. Y otro informe de Eurostat asegura que la cuarta parte de los profesionales europeos ha solicitado información para inscribirse en algún programa.

En los últimos diez años, por una parte, se ha universalizado el acceso a los másteres. Antes, como en su día sucedía con los estudios universitarios, era un privilegio al alcance sólo de las capas sociales más acomodadas, que aseguraba la diferenciación frente a otros candidatos a un puesto de responsabilidad. Ahora, el número de titulados universitarios y profesionales con experiencia que participa en un programa de este tipo se ha multiplicado.

Ya no asegura una posición directiva, pero se convierte en un requisito casi imprescindible para ello. Según un análisis de la firma online de cazatalentos CVexplorer, el 54% de los profesionales cuenta con un posgrado o título de máster.

Al tiempo que crecía la demanda, las escuelas de negocios españolas han sabido desarrollar estrategias brillantes que les han supuesto el reconocimiento y el éxito internacional a la par que un importante crecimiento. IESE, IE Business School, ESCP Europe y Esade son centros fijos en las posiciones cabeceras de todas las clasificaciones internacionales en calidad en la formación. Otros, como EADA y ESIC Business &_Marketing School han comenzado a colocarse también en estas listas. El Instituto de Empresa, el Centro de Estudios Financieros (CEF) y la Escuela Europea de Negocios se situaban recientemente en los diez primeros puestos de una clasificación mundial de visibilidad en Internet.

Empresas
Por su parte, en las empresas también se ha ido instalando una mayor conciencia sobre la necesidad de ofrecer una formación interna de calidad a sus empleados, para la mejora constante de las organizaciones. No obstante, este presupuesto es uno de los que primero se recorta cuando la economía atraviesa etapas de contracción como la actual y las compañías reducen costes para compensar la caída de los ingresos. Muchas voces afirman que los responsables empresariales siguen considerando la formación como un gasto y no como una inversión. Pero, aún así, el incremento de recursos empleados en aumentar la cualificación de las plantillas de nuestras empresas ha experimentado un importante crecimiento en estos años.

Si en el año 2004, cuando comenzaron a realizarse las primeras mediciones en esta materia, la empresa española dedicaba 410 millones de euros al año a contratar formación para sus trabajadores, ahora esa cantidad se ha multiplicado por cinco. En el último ejercicio del que se disponen datos, el de 2008, ese volumen de inversión ascendió a 2.095 millones de euros.
También han crecido de forma muy importante los fondos destinados a la formación para el empleo gestionados por el antiguo Forcem, que a lo largo de estos años ha pasado a denominarse Fundación Tripartita, en la que están presentes los sindicatos y patronales mayoritarios y la Administración. En el año 2004 estos presupuestos, procedentes de las cotizaciones a la Seguridad Social de empresas y trabajadores y de los fondos sociales europeos, ascendían a 966 millones de euros. Actualmente, estos recursos rondan los 1.500 millones de euros anuales.

Otro gran cambio en la última década no ha sido cuantitativo, sino metodológico. Las empresas españolas han acogido con los brazos abiertos el e-learning y nuestro país se ha colocado a la cabeza de Europa en la implantación de estos modelos de formación por medio de las tecnologías de la comunicación. Un estudio del Grupo Cegos asegura que España es líder en el Viejo Continente en su uso, aunque no en la calidad de los cursos. Según otro informe de Élogos, el 22% de la formación en nuestras compañías es online.

El inglés, asignatura pendiente
Los españoles siguen viéndoselas y deseándoselas con los idiomas, especialmente el inglés, una herramienta imprescindible en muchos sectores, sobre todo para ciertos niveles de responsabilidad. Apenas el 30% de los mayores de 25 años reconoce que puede utilizar esta lengua.

De ellos, sólo el 5% tiene un nivel avanzado, el 16% dice estar en el intermedio y el 8% se queda en el básico. Son datos nada alentadores de la Encuesta sobre la Participación de la Población Adulta en las Actividades de Aprendizaje, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística. Ello, a pesar de que el esfuerzo tanto público como privado se ha multiplicado en la última década.

Quique Rodríguez.

Expansión

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